miércoles, 26 de diciembre de 2012

Lights On At Last

No hay rituales esta vez, no hay tabaco, no hay Jack, no hay sucedáneos, a pelo, solo mi MacBook y yo, nada más.
Después de no sé cuantas publicaciones tristes, depresivas, como queráis llamarlo... toca algo más alegre.
Después de 2 años, las cosas acaban, no siempre bien, y lo ocurrido en este caso, no fue una de esas situaciones en las que dices, bueno, al menos la cosa ha acabado bien, simplemente la mutua presencia nos incomoda a los participantes, es incompatible que estemos cómodos y en el mismo sitio, pero bueno, una fuerte discusión, unos actos cuyas represalias acaban en consecuencias irreconciliables, unas horas de mal rato y un enorme mal trago, se suman a unos meses de decir se acabó, no más relaciones, no más follón de complacer, a partir de ahora ji ji, ja ja, cama, y si quieres algo más si te he visto, no me acuerdo, si aceptas mis condiciones de juego podemos ser grandes amigos.
Pues toda esa estructura para continuar mi vida personal se va a la mierda en un abrir y cerrar de ojos, concretamente, una tarde de primeros de noviembre, quedas con una chica por primera vez, que además , me asustó, me hizo pensar en lo peor, y es que si el primer día que vas a conocer a alguien, a quien vas a invitar a cenar, le vas a cocinar tu mejor plato, estás limpiando el piso, y bum! mensaje de whatsapp "por favor ven ya, me ha pasado algo horrible", mi reacción fue pensar en algo horrible, que le habían atacado, atracado, o algo aún peor. Salí por patas, por suerte al llegar, la cosa, pese a ser una putada, para mí, no parecía ser tan grave, lo cual me alivió, pero sí, seguía siendo una putada que se te caiga 4 pisos un móvil que cuesta una pasta. Cuando la vi, y me lo explicó sentí alivio, pero me asusté al pensar que la tarde y la cena se habían ido al garete, y es que pese a correr todo lo que pude, me comí un atasco monumental (tres cuartos de hora para recorrer 2km. de mierda), añadámosle que ella había sufrido ese accidente, y al vernos me explica que quedó con un chico para echarle una mano con un trabajo y el inconsciente creyó que vivía en salvados por la campana, y que estudiar, o hacer un trabajo, significa acabar en trabajos manuales, como buen cabeza hueca, al recibir una negativa su respuesta es vengarse a la primera opción que tuviera, cosa que ocurrió al pedirle ayuda con el accidente del móvil, en fin dejemos el tema, sólo decir que creía que todo se había jodido al ver su cara de desánimo y confirmarme de algún modo (por ejemplo decírmelo directamente) que estaba apunto de decirme que mejor no quedásemos. Por suerte no ocurrió, vino a casa, preparamos la cena, me ayudo a cortar las patatas, le serví el lambrusco, creo que eso ayudó a que se sintiera un poco más cómoda. Empezamos a charlar y se nos fue la noción del tiempo, y acabamos cenando a las tantas, quedando menos de la mitad de la botella de lambrusco, la cual no probé, porque me mantenía fiel a mi promesa de llevarla a casa después de cenar. Seguimos charlando más aún, y sin tener idea de cómo llegamos a ese punto, nos tumbamos apunto de ver una película, y justo paso, la abracé y se acurrucó entre mi brazo y mi pecho, fui incapaz de evitar besarle su cabeza, no buscaba nada, solo mostrarle la ternura que provocaba en mí, pero eso acabó provocando algo que me descoordinaría completamente, respondió a mis besos de ternura con algo que para nada podría esperar salvo en el mejor de mis sueños. A la mañana siguiente ocurrió algo impensable, después de apenas dormir más de 3 horas, repentinamente me desperté, y pasé una hora observándola dormir, lo sé, suena acosador, pero en ese momento me enamoré de ella, verla acurrucada contra mí, verla como reaccionaba a cada caricia, como su boca se arrugaba en unos preciosos morritos, en ese momento caí, no lo pude evitar. Pero, para mi desgracia no todo iba a ser bueno, a eso de las 10 de la mañana se despertó, me miró con esos ojazos pardos que tiene, y me preguntó que hora era, le respondí y acto seguido sus ojos se abrieron de par en par, y pareció que la llevaba el demonio, en un suspiro se levantó, salió de la cama, y en una estela que dejó mientras salía de mi habitación, le oí decir "me tengo que ir". En ese momento creí que algo había salido mal durante la noche, o que simplemente, esa noche quien dominó la situación no fuimos ni ella ni yo, sino el lambrusco. La llevé a casa, y nos despedimos, todo parecía ir bien, a excepción de ese pequeño detalle en el que ella salía por piernas de mi lado. Durante ese día no paré de intentar pensar en qué podía haber hecho mal, que podía ocurrir para que de repente ya no estuviera a gusto con mi presencia.
Al día siguiente seguía rallándome con el mismo tema, pero por la tarde pude hablar con ella nuevamente, y me explicó el por qué (¡por fin!) simplemente tenía que estudiar, tanto tiempo hacía que no compartía tiempo con una estudiante que se me había olvidado que tienen ese tipo de obligaciones en fin de semana. Tanto comerme el coco para algo tan simple, no había pasado nada, no se arrepentía de nada. Poco a poco continuamos charlando, conociéndonos, viéndonos poco a poco, aunque la verdad, la cosa iba bastante más rápido de lo que yo hubiera querido, por una vez, aunque estuviese enamorado de una forma tan estrepitosamente rápida, sin apenas tiempo a conocerla, sin saber si escondería manías que me asustasen o simplemente rutinas contrarias a las mías, me daba igual, quería estar con ella, poco a poco nos fuimos acercando cada vez más, viéndonos cada vez más a menudo, y un día, justo antes de un concierto de unos amigos en el que iba a tocar después de 3 años sin pisar un escenario instrumento en mano, me miró a los ojos y me dijo "Te quiero", puede sonar cursi, o repelente o simplemente del plan "¡cacho moñas!", sinceramente, me la pela, es lo que siento, no solo le contesté diciéndole que yo también la quería, sino que además en ese momento, el corazón empezó a comportarse de forma extraña, primero se paraba y de golpe iba a una velocidad capaz de emular a un colibrí, en ese momento pensé en pedirle salir antes de empezar a tocar con mis amigos, pero, como si pudiera leerme la mente, me pidió que nada cambiara entre nosotros por lo que había dicho, que sólo había querido exteriorizarlo, así que, comprendí que, si yo venía de una mala experiencia, y quería ir despacio, habiendo durado 2 años, ella que venía de una relación de más de 7 (¡más de 7! ¡no he durado eso con alguien en mi vida!) era comprensible que no quisiera correr en nada de nada, así que, me reprimí mis ganas.
Las cosas siguieron su curso, poco a poco, la cosa se iba haciendo un poquito más pública, no éramos nada de forma oficial, pero de forma no oficial nos debíamos una lealtad no solicitada, y no escrita que a ambos creo yo, nos hacía sentir que la cosa iba bien. Me fío de sus palabras cuando me dijo que si estaba rechazando al resto de sus pretendientes, era por que quería respetarme, y por el mismo motivo yo había decidido no conocer a nadie más, ni dejarme "rondar" por nadie, simplemente quería compartir mi tiempo con ella, con la que me hacía hervir la sangre con sólo una caricia.
El día de mi cumpleaños le hice pasar por un durísimo trago, conocer a mi madre y mi hermana. El plan era sencillo, comer juntos, ir al cine y luego llevarla a casa, pero obviamente, los nervios acechaban, pese a todo, el día fue bastante bien, nos despedimos el domingo, pero por suerte la semana siguiente había puente, pude verla antes, extrañamente, me preguntaba que día era, y yo no entendía por qué, una parte de mí me decía "te está lanzando una indirecta, quiere que le pidas salir" y la otra me recordaba "7 años, no tengas prisa, o la perderás", así que ante la duda no me arriesgué, simplemente recordaba nuestro trato: -Tú eres mi Reina, y tu trono reside en mi corazón, cuando estés preparada, reclámalo, y te haré una pregunta que deberás responder.
El día 8, recién estrenado en apenas unos minutos, volvió a preguntarme "¿Qué día es?" le contesté que era 8 ya, y me dijo el por qué de tanto preguntarme el día, y acto seguido reclamó su trono, algo en mi no se lo creía, sin que me viera me pellizqué un par de veces, porque debo admitir que aún hoy temo despertar una mañana y ver que ella no está, que ni siquiera existe y que todo ha sido un dulce y hermoso sueño, pero que desgraciadamente ha acabado, pero en lugar de mostrar nada de esto, me mostré serio y le dije que no estaba lista aún, que no debía precipitarse, que yo iba a seguir esperándola, pero volvió a reclamar su trono. Le supliqué que no jugase conmigo, que no me hiciera eso para que después quisiera echarse atrás, esa era una historia que ya conocía de mi adolescencia y no la quería repetir en mi actual época, aún así reclamaba su trono, así que le propuse un periodo de prueba de 24 horas, para acto seguido pedirle salir, al igual que ella me lo pidió a mí después.
Debo confesar, que pese a que mucha gente me dice "eso es porque es el principio, ya veremos dentro de unos meses" espero que se equivoquen, hoy por hoy me siento igual que el primer día que la vi, ese día que me enamore de esa chica que se acurrucaba en mi pecho, esa chica que en una de las peores tardes de los últimos meses consiguió no solo tranquilizarme, si no también, hacerme reír. Esta chica consigue que haga cosas que no he podido hacer antes, que diga cosas que no había dicho antes, y que sienta cosas que rara vez o incluso nunca había sentido antes, por eso solo me queda agradecérselo de por vida, si bien no se sabe que final puede tener esta historia, si puedo decir que su inicio es inmejorable, que nadie va a poder reprocharle nada en mi presencia a esta señora mujer que me hace sonreír cada día, que me da fuerzas para afrontar pruebas que acabarían como el rosario de la Aurora, así que después de tanta mierda, ver luz al final es más que agradable, y sólo quiero despedirme hoy con un sincero agradecimiento, así pues...
Mil millones de gracias mi Reina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario